5/8/09

Dying la vida loca

Respira, ahora ya no duele.

Todo ha terminado.

¿Te das cuenta que no eras nada?

No queda esencia,

No quedan virtudes, ni defectos.

El legado por el que luchaste es un puñado de recuerdos.

Recuerdos que caben en un simple libro.

Ese libro que todavía leen pero que poco a poco se irá olvidando, acumulará polvo en el fondo de una estantería y envejecerá con todos tus recuerdos.

La vida parece larga, año tras año luchando para dejar testigo de nuestra presencia, hacernos un hueco en la Historia, dejar un atisbo de eternidad.

El ser humano en la sociedad desarrollada, lucha toda su vida con todos los medios posibles para darle un sentido a la existencia más allá de lo biológico.

El capitalismo del siglo XXI, la ambición por encima de todo. Competimos con 6000 millones de habitantes durante toda nuestra vida para acabar acumulando polvo en el fondo de una estantería.

Napoleón, Aristóteles, Carlos I, Cristóbal Colón, sí, todos ellos, aparecen en una página de un libro de Historia de educación secundaria y por supuesto acumulando polvo junto con los libros de los recuerdos de pepito, fulanito y menganito. Todos ellos no son nada, solo líneas.

Desde que naces te lo ponen en bandeja. Mira chaval, vives en una sociedad con igualdad de oportunidades. ¿Ves ese señor con gafas que sale en la tele? Se llama Bill Gates, el hombre más rico del mundo. Si estudias y trabajas mucho serás como él.

Jornadas de estudio interminables, jornadas laborales de 72 horas semanales, y 31 días de vacaciones al año para gastarte los 1000 euros de mileurista de mierda que te han sobrado de la hipoteca como un fulanito y como un menganito más.

Estoy seguro que si a los primeros hommo sapiens sapiens les enseñan el mundo en el que iban a vivir miles de años más tarde, hubiesen preferido quedarse en las cavernas bailando el hula hula, comiendo jabalí asado y follando todo el día.

Ahora mismo se nos hace inconcebible un mundo sin ipods, sin ordenadores, sin internet, sin tele y sin Pachá Ibiza. Nuestro ocio es mucho más complejo y nos conformamos con el tiempo que tenemos para disfrutarlo. No así el hommo sapiens sapiens de las cavernas que ese sí que se lo sabía montar bien. Trabajaba lo justo para comer y encima era lo máximo que se podía aspirar puesto que no existían ni los hoteles de 5 estrellas con Spá, ni los campos de golf ni los Ferrari y tampoco Marina D’or.

Así pues, un hommo sapiens de hace miles de años moría bien satisfecho tras haber tenido doce hijos, vivido en una puta caverna y haber comido carne asada toda su vida.

Ahora se muere uno/a jodido por la puta hipoteca en un piso de 60 metros cuadrados, dos hijos y gracias, una mujer u hombre del que te divorciaste harto y despellejado/a hace equis años. No sabría que es un Spa de no ser por los anuncios de Marina D’or de la tele, el Ferrari porque echan la Fórmula 1 en la Sexta los domingos por la mañana y la playa de mayor lujo que ha pisado en su vida es la de Salou (y porque tiene camping que sino…).

El resultado es el siguiente, el hommo sapiens de hace miles de años y el de ahora se muere y acaba siendo NADA (cenizas o huesos).

El de hace miles de años fue feliz con lo que tuvo mientras pudo y murió satisfecho y sin haber currado mucho.

El de ahora se muere tras 50 años cotizando a las Seguridad Social currando 8 horas/dia mínimo, amargado de su vida sentimental con sus hijos hipotecados hasta el cuello y frustrado por no haber hecho más.

Joder y eso que había igualdad de oportunidades. Por lo menos ha disfrutado de un último lujo y se ha ido en un Mercedes (el coche fúnebre).

¡Viva el desarrollo, el capitalismo y la madre que los parió a todos!

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