Hace
días que no le hago mucho caso al blog y se me están acumulando las cosas interesantes para contar... Siguiendo el orden cronológico, el lunes pasado tuve que hacer (junto con dos amigos españoles más) una cena típica española para 40 comensales dentro de una iglesia (muy católica por cierto). La idea es algo dantesca y los que me conocen saben que yo la Iglesia no nos llevamos muy bien... Mi amigo Jesús me bien lió hace unos
días a hacer una cena
típica española para los estudiantes de
ICON (lo mismo que
erasmus pero estudian
Master). La idea me más o menos convenció y acepté con todo lo que eso conllevaba. Total que el
dia 12 de abril vamos a comprar los ingredientes y nos vamos para el lugar llamado
Maranantha con los dos
carritos de la compra hasta los topes. Una vez
allí el tal
Maranantha era un centro religioso católico (para los de
LOGSE: Iglesia Católica) y el señor de
ICON que nos recibía era un cura.
Alberto y yo nos miramos con asombro. El sacerdote era simpático y parecía estar al corriente de las cenas así que una vez metidos en aceite qué mas daba dentro de una Iglesia que en el cobertizo más roñoso de todo
Tilburg... El menú era bien sencillo (tortilla de patata, picoteo variado de embutidos con pan con tomate y de postre arroz con leche). La cocina del salón parroquial estaba bien habilitada y preparada para este tipo de eventos.
Ahora viene el detalle gracioso, una vez estaba el postre cocinado y nosotros
pringaos resulta que... mi amigo Jesús se había confundido de fecha y la cena era para dos semanas más tarde. La gente que esperaba el cura no éramos nosotros y ellos tenían reservada la cocina para ese mismo día. Gracias a Dios y nunca mejor dicho, el cura consiguió gestionar el asunto como bien pudo y
relocalizar a la otra gente. El problema que se nos planteaba a nosotros en ese momento es que teníamos comprada cena para 40 personas y esas 40 personas se supone venían dos semanas más tarde. Los teléfonos empezaron a echar fuego,
Alberto trabajó como
RRPP por un día y al final conseguimos 23 agradecidos y
bienaventurados comensales.
Alberto, como buen
RRPP, se olvidó de contar a los comensales de que
Maranantha era una Iglesia. Al final la cosa terminó bien y nos sirvió como ensayo para la verdadera cena que
fue este lunes pasado y que terminó con el cura
bebiéndose unos vasos de
calimocho con nosotros! Todo un éxito...o dos éxitos...